LA METAPOESÍA ES EL IDIOMA DE DIOS
Por: Orlando Alcántara Fernández (Orly).
Dios es inmanente, trascendente y holístico. Es inmanente porque está presente aquí y ahora en cada partícula de la Creación, incluyendo a todos los seres humanos. Esto ocurre aunque nos demos cuenta o no. Dios está presente en cada átomo de nuestro ser de un modo inmanente. A la vez Dios es trascendente, pues Dios no es la Creación y Su ser es ilimitado y va más allá de todo lo creado. Esto significa que Dios trasciende los límites de la Creación y por eso es nuestro sumo Creador. Al mismo tiempo Dios es el Todo. Es decir, Dios es holístico. Es la sumatoria de la Creación y el Creador. Es infinito. Dios es mucho más de lo que podemos imaginar y nunca es menos de lo que podamos imaginar. Así vemos que Dios es inmanente, trascendente y holístico de una manera que nos sorprende y nos maravilla.
A cada instante mantenemos una auto-conversación en nuestros cerebros en la que dialogamos con nosotros mismos y estamos conscientes de que dialogamos con el Cosmos y con un Ser Supremo que llamamos Dios sin importar que seamos creyentes o no. Todo ser humano está involucrado en esta auto-conversación mental. Esto se cumple aún en las personas que dicen no ser creyentes en Dios. Esta auto-conversación es un diálogo con nosotros mismos, con el Universo y con Dios. Es la voz de nuestra conciencia que nos persigue en cada momento de nuestra vida, ya sea en la vigilia o durante los períodos de sueño. Este diálogo o triálogo es una auto-conversación metapoética, pues se centra en el metalenguaje, ya que la palabra se vuelve espejo de la palabra en nuestras mentes y auto-dialogamos o auto-trialogamos continúa y constantemente sin querer y sin darnos cuenta muchas veces.
No hay otra manera de pensar y de auto-conversar con nosotros mismos. Esta comunicación metapoética es el idioma que Dios ha instaurado en nuestras mentes de un modo necesario. El metalenguaje es un lenguaje natural que todos conocemos de un modo consciente o inconsciente. Y por lo tanto la Metapoesía es el idioma de Dios. Es un idioma inefable que nos persigue en el sueño y la vigilia, hasta en la duermevela. Es un idioma perpetuo que nos hace crecer y nos da entendimiento en el mejor de los casos. Nos hace seres más plenos y nos acerca a Dios en todo momento, pues nos hace conscientes de las maravillas de Su Creación y lo perfecto de Su Amor reflejado en la persona de Jesucristo, Dios hecho Hombre, que es lo mismo que decir acto metapoético por excelencia. Pues la encarnación de Dios en Jesucristo nos muestra el Amor del Padre y el Poder del Espíritu Santo. La Encarnación, de este modo, es el acto metapoético más excelso que nos podamos imaginar.
Y vemos en el canon bíblico cómo Dios se comunica en palabras con los seres humanos mediante la rima hebrea, que no es más que el paralelismo de ideas como forma literaria de comunicar el énfasis en la expresión. La rima hebrea se encuentra principalmente en el libro de Job, en los Salmos y en los Proverbios. La rima hebrea es metalenguaje, es Metapoesía. En sentido simbólico, tomando la Biblia como un todo, podemos especular también que todo el canon bíblico es metapoético. Y al aproximarnos a la Biblia el sentido metapoético es evidente, pues en cada palabra nos insertamos en esa auto-conversación de la que ya hemos hablado. Nos sumergimos en intuiciones. Nos sumergimos en especulaciones. Nos sumergimos en interpretaciones. Todo el acto de lectura de la Biblia es un acto metalingüístico en que la auto-conversación toma principalía y la Metapoesía se nos presenta como idioma de Dios aquí y ahora.
Al reconocer que el idioma de Dios es metapoético nos hacemos mucho más conscientes de la otredad en la inmanencia divina y al mismo tiempo nuestra mismidad es alteridad que se renueva en el Gran Otro, o sea, en Dios. Todo esto tiene consecuencias prácticas, especialmente respecto a la solidaridad humana que nos conduce a la entrega al otro, al prójimo; que nos lleva de la mano al reconocimiento de nosotros mismos en la persona de todos los que nos rodean. La Metapoesía es el idioma de Dios por necesariedad que nos libera y nos da alas para seguir amando a Dios y al prójimo. Este acto supremo de solidaridad en verdad nos hace auténticos metapoetas, genuinos representantes de la Metapoesía entendida como liberación divina. ¡Amén!